¿Por qué las personas no acuden al psicólogo? Primera parte
La semana pasada os dábamos unas pistas para saber que síntomas nos pueden indicar que sería bueno acudir al psicólogo. Hoy queremos reflexionar sobre el hecho de que las personas entonces, ¿Por qué no visitan al psicólogo?
Creación Propia |
A nosotras se nos ocurren las siguientes razones:
- Porque creen que si van al psicólogo es porque no son capaces de resolver sus propios problemas. Lo que les lleva a pensar que son personas débiles.
- Porque creen que nadie les va a poder ayudar.
- Malas experiencias.
- ¿Y si lo que pasó es que alzasteis la mano a alguien que no os veía o no tenía la fuerza suficiente para levantaros? Uno de los requisitos de una terapia eficaz es crear un buen vinculo entre terapeuta y paciente, es decir, se “tienen que caer bien”. Que no se haya creado un buen vínculo no significa que nadie más pueda ayudar.
- Porque creen que lo que les ocurre es algo que pasará, que solo tienen que dejar pasar el tiempo, que se pasara solo…
- Porque creen que ir al psicólogo "es de locos".
- Hay muchísimas dificultades en la vida en las que puede ayudar acudir a terapia.
En general, ante problemas físicos acudimos al médico de atención primaria (aunque hay un alto porcentaje de personas que también esperan que lo que les ocurre se pase solo o se autodiagnostican y se “autocuran”). Para todos aquellos que si que visitan al médico de atención primaria, pero que no ven claro “eso de la salud mental” recordaros que esta demostrado por ejemplo, que el estrés laboral puede generar, entre otras cosas, alteraciones cardiacas, jaquecas, etc.
Nosotras esperamos que se considere más importante la terapia, y desaparezca el estigma social de la locura y el miedo al psicólogo. Lo negativo sería empeñarse en que las cosas sigan funcionando mal. Lo positivo sería buscar todo aquello que nos haga cada día mas felices.
¿Y vosotros, porque pensáis que las personas no acuden a terapia?
La semana que viene la segunda parte. ¡No os la perdais!
La semana que viene la segunda parte. ¡No os la perdais!
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