8 de marzo: Por la igualdad desde la diferencia
Que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y
obligaciones en pleno siglo XXI aquí, en occidente es indiscutible, aunque en la práctica si que lo es. Que hombres
y mujeres somos distintos es evidente, ahora bien, ¿cómo hacer realidad la
aspiración de tantas mujeres y hombres de vivir en igualdad desde la diferencia?
Personalmente nos supone un cambio de “mentalidad”, ya que no sólo supone un reto que las mujeres trabajen fuera de casa, sino (y aquí viene la mayor dificultad) un cambio dentro de las “paredes del hogar”. Los hombres poco a poco van asumiendo como propias tareas que antaño eran exclusivas de las mujeres, y nosotras ¿vamos equilibrando la balanza de las tareas supuestamente masculinas? ¿sé cambiar una rueda de coche? ¿cuántos cuadros he colgado yo sola? El reparto de las tareas domésticas, el compartir la responsabilidad en el hogar conlleva un previo... hablar sobre este aspecto de la vida cotidiana y darnos cuenta que somos iguales, que tenemos las mismas necesidades y que todas las personas podemos hacer cualquier tarea.El género no es una condición para hacer las distintas tareas.
Hay una barrera invisible que romper, los estereotipos sobre las “tareas del cuidado”. Partiendo de las diferencias biológicas y del respeto por la personalidad de cada uno de los miembros de la pareja, la co-rresponsabilidad nos indica un camino a explorar. Si todos, mujeres y hombres dedicamos parte de nuestro tiempo al cuidado de nuestros hijos e hijas y, también al cuidado de nuestros mayores … descubriremos capacidades “poco entrenadas” en esta sociedad competitiva, en la que producir y consumir es el objetivo prioritario... seremos personas más plenas, más conscientes de la necesidad que todas las personas tenemos de cuidados, de amor al fin y al cabo.
Personalmente nos supone un cambio de “mentalidad”, ya que no sólo supone un reto que las mujeres trabajen fuera de casa, sino (y aquí viene la mayor dificultad) un cambio dentro de las “paredes del hogar”. Los hombres poco a poco van asumiendo como propias tareas que antaño eran exclusivas de las mujeres, y nosotras ¿vamos equilibrando la balanza de las tareas supuestamente masculinas? ¿sé cambiar una rueda de coche? ¿cuántos cuadros he colgado yo sola? El reparto de las tareas domésticas, el compartir la responsabilidad en el hogar conlleva un previo... hablar sobre este aspecto de la vida cotidiana y darnos cuenta que somos iguales, que tenemos las mismas necesidades y que todas las personas podemos hacer cualquier tarea.El género no es una condición para hacer las distintas tareas.
Hay una barrera invisible que romper, los estereotipos sobre las “tareas del cuidado”. Partiendo de las diferencias biológicas y del respeto por la personalidad de cada uno de los miembros de la pareja, la co-rresponsabilidad nos indica un camino a explorar. Si todos, mujeres y hombres dedicamos parte de nuestro tiempo al cuidado de nuestros hijos e hijas y, también al cuidado de nuestros mayores … descubriremos capacidades “poco entrenadas” en esta sociedad competitiva, en la que producir y consumir es el objetivo prioritario... seremos personas más plenas, más conscientes de la necesidad que todas las personas tenemos de cuidados, de amor al fin y al cabo.
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