Día internacional de la familia

Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones no hay dos familias iguales, cada una tiene sus características y peculiaridades. Hoy nos centraremos en los diferentes tipos y función de cómo centran los padres y madres la educación de los hijos y de la relación que tienen con ellos. 



1. Primero nos fijamos en el grado de control que las madres y padres ejercen sobre sus hijos. Hay familias que quieren controlar todo lo que los hijos e hijas hacen, e influir en el comportamiento de sus hijos sin ofrecerles autonomía. En el otro extremo estarían las familias que no ejercen control alguno. Tan malo es controlar mucho como no controlar nada. 

2. Fundamental es la comunicación que hay entre progenitores e hijos. Hay familias con una comunicación fluida, los padres explican el por qué de los castigos, escuchan y piden opinión a sus hijos. En el polo opuesto están las familias poco comunicativas que no piden opinión a los hijos e hijas. Se debe tener cuidado con dar demasiadas explicaciones o dar explicaciones que no alcancen el grado de desarrollo del hijo/a. 

3. El tercer aspecto a tener en cuenta sería el nivel de exigencia con respecto a los hijos. Algunas familias son muy exigentes con sus hijos. Por ejemplo, respecto a la éxito académico, comportarse de determinada manera en público, etc., mientras otras familias apenas plantean retos a sus hijos. Lo ideal sería marcar unos objetivos alcanzables. Ni muy fáciles de alcanzar ni muy difíciles, ya que ambos resultan desmotivadores. 

4. Por último está la capacidad para expresar afecto y cariño a los hijos. Mientras algunos padres y madres muestran su cariño e interés por el/la niño/a constantemente, otros se muestran más fríos e indiferentes. Hay diferentes maneras de mostrar el cariño y el afecto, pero sin duda, es importante mostrarlo. 

Según la intensidad de estos cuatro factores podemos clasificar a las familias en cuatro tipos: 

Familias autoritarias. Tienen un alto grado de control y de exigencia pero hacen poca demostración de afecto y tienen una pobre comunicación con sus hijos. 

Familias democráticas. Tienen una buena comunicación, son cariñosos con sus hijos y tienen un grado de control y de exigencia alto. 

Familias permisivas. Padres cariñosos y con buena comunicación con sus hijos pero poco exigentes y con poco control sobre ellos. 

Familias negligentes o indiferentes. Poseen niveles bajos en todos los aspectos, es decir bajo nivel de control, poca o ninguna exigencia, baja expresión de afecto y poca comunicación. Este caso es común en familias desestructuradas. 

Cada persona hemos crecido en un tipo de familia, en un contexto cultural y socioeconómico determinado y nos hemos desarrollado en función de nuestras relaciones, con nuestros padres y madres, con los abuelos, con los hermanos, con las amistades que hemos elegido.... 

Cuando somos madres y padres también tomamos prestados los estilos de “ser familia” y ahora tenemos la oportunidad de, si queremos, modificarlos y adaptarlos, crear nuestro propio estilo familiar. 

¿Ya sabes cuál es el tuyo?

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